Carlos Conde
Cada pieza nacida en esta residencia es testigo del poder del calor y la fragilidad de la forma, un equilibrio entre control y azar que da lugar a objetos únicos. La transparencia, el color y la textura del vidrio nos cuentan historias de transformación, resistencia y belleza efímera.
Al adentrarnos en este universo de incandescencia y precisión, somos invitados a observar el instante exacto en que la materia se rinde al fuego y renace como arte.
Fotografía : Adriana Salazar



